En un escenario saturado de información, donde las ofertas de una misma categorÃa apenas gozan de diferencias sustanciales, es necesario comprender la importancia de las relaciones. La marca debe abandonar el espejismo de un mercado formada por consumidores autómatas para abrazar la realidad de una sociedad compuesta por personas.
La obsesión por alentar a toda costa la compra enturbia la relación con el cliente, transformándola en un idilio frÃvolo que termina por desaparecer incluso antes de comenzar. Los incentivos superficiales que apelan a la inteligencia racional son insuficientes, porque sin un compromiso emocional la disposición hacia la infidelidad y el abandono son previsibles.
Las marcas mantienen la lealtad de sus clientes favoreciendo un vÃnculo inquebrantable y duradero, que los convierte en sus firmes defensores gracias al amor que le profesan. Cuando alguien está realmente enamorado, su capacidad para razonar es limitada, porque ante todo prevalece el sentimiento de felicidad que le proporciona ese estado.
El éxito de una marca depende de la creación de experiencias que penetren en el corazón de los individuos, donde la mentira, el egoÃsmo y la premura no tienen cabida. La marca debe fomentar la confianza mediante la honestidad, adoptar el altruismo a través de la generosidad y fomentar un ambiente sosegado por medio de la paciencia.
La relación con el cliente debe generar estÃmulos que engrandezcan los sentimientos positivos, huyendo de la presión, el maltrato y la incertidumbre para mantener viva la llama del amor. Ganar el cariño del cliente supone contar con un aliado que predica las bondades de la marca de forma voluntaria y apasionada.
Dejar una huella imborrable que encumbre a la marca como la primera opción entre otras semejantes, es prioritario en un contexto donde impera la abundancia de datos. Las conexiones emocionales realmente profundas incentivan la compra sin apenas esfuerzo comercial. Cuando se conquista el corazón de las personas, los sacrificios para vender desaparecen.
Este artÃculo está dedicado a Joan Jiménez, responsable de la agencia Spoonch, con quien comparto muchas de sus reflexiones y a quien admiro por su larga trayectoria como evangelizador de branding en el mundo hispanoparlante. Un abrazo Joan :)
2 comentarios · Escribe tu comentario
Oscar Coca
Gracias Victor. Las emociones pueden llegar un tener poder que supera la razón en muchas ocasiones. Cultivar la relación con las personas es probablemente una de las mejores fórmulas para influir en las decisiones de compra.
Un abrazo
| Lunes, 19 de Diciembre de 2011 a las 20:12 pm |
Victor Alexandis - posicionamiento web
Hola Oscar,
Muy interesante tu artÃculo, trabajo también por la web y me interesa el tema de Marca personal y tu enfoque me ha parecido bastante interesante y estoy de acuerdo en eso, las conexiones con las personas son el mejor enganche, aportarles valor deja mucho más que los grandes sacrificios para lograr vender un producto.
saludos
| Lunes, 19 de Diciembre de 2011 a las 16:10 pm |